A la primera persona que me ayude a salir de este infierno en el que yo misma decidí vivir le regalo cualquier tarde para los dos.
A la primera persona que me ayude a sentir otra vez pienso entregarle mi vida, pienso entregarle mi fe. Aunque si no eres la persona que soñaba, ¿qué voy a hacer con aquellos besos? ¿qué puedo hacer con todo aquello que soñamos? dime, ¿dónde lo metemos? dónde guardo la mirada que me diste alguna vez, dónde guardo las promesas, dónde guardo el ayer, dónde guardo niño tu manera de tocarme, dónde guardo mi fé.
Aunque lo diga la gente, yo no lo quiero escuchar, no hay más miedo que el qué se siente cuando ya no sientes nada. Niño tu lo ves tan facil, pero es que cuánto más sencillo tu lo ves, más difícil se me hace.
A la primera persona que me ayude a caminar pienso entregarle mi tiempo, pienso entregarle hasta el mar. Yo no digo que sea fácil pero niño, ahora mismo ya no tengo nisiquiera en donde estar.
A la primera persona que no me quiera juzgar pienso entregarle caricias que tenía guardadas.
A la primera persona que me lleve a la verdad pienso entregarle mi tiempo, ya no quiero esperar más.
Yo no te entiendo cuando me hablas, qué mala suerte, y tú dices que la vida tiene cosas así de fuertes, yo te puedo contar cómo es una llama por dentro, yo puedo decirte cuánto es que pesa su fuego, y es que amar en soledad es como un pozo sin fondo donde no existe ni Dios, donde no existen verdades, es todo tan relativo, como que estamos aquí, no sabemos pero amor dame sangre para vivir. Al menos tú lo sabías, al menos no te decía que las cosas no eran como parecían.
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